lunes, 20 de diciembre de 2010

Cómo decir adiós


Cómo decir adiós
Título original: The Household Guide to Dying
Autor: Debra Adelaide
Editorial: Lumen
Año 2009



"Cuando recibí el manuscrito de Cómo decir adiós, empecé a leer con una gran caja de kleenex al lado. Pensé que me harían falta. Al acabar, la caja seguía allí, cerrada, y yo tenía unas ganas inmensas de seguir leyendo, disfrutando, peleando por la vida... Brindé por Debra y le di la bienvenida al catálogo de Lumen."
LA EDITORA

Y yo digo... Mentira. Vale, yo tampoco he llorado leyendo el libro, pero es que en el metro una trata de mantener la compostura, aunque no me han faltado ganas de soltar la lagrimilla. La obra está llena de momentos intensos, emocionantes, tristes...

Delia, una escritora de guías domésticas padece una enfermedad terminal. En sus últimos meses trata de dejar todo bien atado para cuando ya no esté: la nevera llena, comida preparada, regalos para sus hijas, listas para Archie, su marido, con todo lo que debe hacer... Y se da cuenta del déficit editorial que existe, no sobre la muerte, sino sobre el morir. Por eso, decide escribir una guía: Cómo decir adiós. Allí plasmará la elección del ataúd, la organización del funeral, el testamento... El libro recoge todo ese proceso de creación de la nueva guía, de futura publicación, y los últimos momentos de Delia, con su familia y su encuentro con los fantasmas del pasado. El sentido práctico de la protagonista se refleja en frases como ésta: "A veces, aprender a morir es tan importante como preparar un buen pastel o tender la colada al sol. Todo depende de cómo una se organice".

Con este planteamiento, resulta difícil imaginar que Debra Adelaide logre escribir un libro lúcido y sereno. Y aunque huye de la lágrima fácil, es inevitable que la mera atmósfera que se respira resulte asfixiante, conmovedora y que produzca pena y angustia en el lector. Tanto, que estuve a punto de abandonar el libro un par de veces. Al final lo terminé, y no puedo negar que la sensación final, pese a lo predecible del desenlace, no es trágica, sino serena. Porque al final, uno se empapa de la tranquilidad y la filosofía de Delia.

"La comida era el único lenguaje en que la mayoría de la gente era capaz de expresar dolor y sufrimiento. Sabía que durante meses después de mi muerte, al llegar a casa Archie encontraría el porche lleno de estofados de pollo, tartas de chocolate (...) dejados por por amigos y vecinos. (...) La gente siempre cree que existe un código o lenguaje especial para hablar con quienes están de duelo, y puesto que carecen de dicho lenguaje, en su lugar preparan y ofrecen comida. (...) porque es como si dijeran "sé que estás sufriendo, pero no sé cómo acompañarte, así que aquí tienes una comida que quizá lo exprese por mí".
Cómo decir adiós. Cap. 39

1 comentario:

Leticia Martínez dijo...

creo que podría ser mi próxima adquisición literaria!! buena crítica!!

un besito!!